La forma más importante de riqueza es el capital humano: el
conocimiento, el esfuerzo, el talento, la inteligencia… esto es lo único que
cuenta.
Durante siglos, se ha demostrado que el nivel de desarrollo
de las naciones no tiene mucho que ver con sus recursos naturales: Japón,
Suecia y Finlandia tienen pocos recursos naturales, pero son países muy
desarrollados; mientras que Nigeria tiene mucho petróleo pero su Índice de Desarrollo Humano deja mucho que desear. La
educación es, por definición, la forma de desarrollar el potencial del capital
humano.
Para ello es necesario garantizar el acceso a una educación
integral y de primera, para todos aquellos que la valoren, y dar otro tipo de
oportunidades para aquellos que no busquen una educación formal.
Tenemos que reflexionar si debemos priorizar de esta forma,
o si en cambio debemos impulsar más las artes y las humanidades; claro sin
descuidar las ciencias, mientras formamos seres humanos en equilibrio.
Hoy, el mundo se abre a posibilidades infinitas y el
aprendizaje debe de ser un proceso continuo. Por ello, la educación debe
ser integral: contener desde artes, filosofía y literatura, hasta matemáticas,
las ciencias, historia, etc.
No hay mejor receta para el éxito que hacer lo que más nos
gusta y una función básica de las escuelas debería ser precisamente abrir
los horizontes de sus alumnos para ayudarlos a encontrar su Elemento, que es el balance entre lo
que más nos gusta hacer y aquello para lo que somos buenos, lo que
tradicionalmente se conoce como Vocación
.
Una vez que encuentras tu Elemento, no necesitas
preocuparte por el dinero, ya que éste llegará por añadidura, cuando haces
justo lo que te fascina hacer –y si no llega, no importa porque estás haciendo
lo que a ti te gusta.
Quienes sólo persiguen el dinero, están condenados a ser muy
infelices. Lo único que te da una verdadera felicidad es el logro y la
satisfacción de hacer bien las cosas que te gustan.
La educación debe ayudarnos a lograr este objetivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario