lunes, 6 de agosto de 2018

Humanismo Solidario


Las condiciones contextuales en las que nos movemos concitan la crisis del ser humano contemporáneo, que no es solo crisis económica sino social, una crisis de modelos vivenciales que trae en algunos casos el auge de los fascismos y las convulsiones políticas y sociales. 

En esta coyuntura de crisis de valores, de expansión del individualismo más atroz y la cultura sin salida, la creación literaria, y el arte en general, están obligados a responder, si bien esta respuesta debe de plantearse no desde postulados metafísicos ni instrumentos de conocimiento, sino con actitudes concretas ante la realidad social e inmediata, planteando respuestas e interpretaciones en términos éticos, sociales e ideológicos.

Frente a esta situación se impone la necesidad de un replanteamiento esperanzado y firme del hecho literario y artístico creando los resortes de una nueva educación de la subjetividad, de una nueva educación sentimental que conlleve las condiciones más propicias para encontrar una voz teórica y legítima entre los signos exteriores de la modernidad y las señales inconfundibles de raigambre clásica.

Así, ante el inmovilismo que se ha venido vislumbrando durante los últimos años, en el ámbito de la creación y de la crítica, un grupo de creadores y críticos han decidido alzar su voz, hundiendo sus raíces en el neorromanticismo cívico, hasta alcanzar lo que llamaríamos la literatura de la condición humana, ajena a los resortes antiintelectualistas y centrada en la noción de la crisis del ser humano contemporáneo, que rechaza el artificio y la idea cultural anterior, y promueve una individualidad socializadora, una individualidad de lo humano que declina todo principio de actuación política o manipuladora, como necesidad de respuesta de la realidad que se viene materializando en el ámbito geográfico más cercano y global, desde la última década. De ahí nace la necesidad de crear y desarrollar una corriente crítica y creadora que, bajo la denominación de Humanismo solidario, eclosiona como testimonio de resistencia alternativo ante la convicción de que las corrientes oficiales se abocan al agotamiento, tomando conciencia de la crisis social y proponiendo como centro al ser humano y que este se erija en afán de su pensamiento y creación. Lo que en términos poéticos significaría que la poesía no se inscriba en un mundo regido por reglas de orden metafísico, sino en un mundo regido por un sistema de valores materiales y humanos.

Humanismo solidario es una corriente crítica e intelectual de personas libres que, desde la heterodoxia estética, asumen el uso de la palabra como obligación social bajo los irrenunciables principios del compromiso y el comportamiento ético, sin estar sometidos a ideología, filosofía, política o religión alguna. 

Desde el libre discurrir del pensamiento de sus componentes nace la necesidad de rebelarse contra los sistemas y organizaciones que oprimen y asfixian a la mayoría de la humanidad. Ajenos a toda ideología dominante, Humanismo solidario propugna el destierro del pensamiento único en cualquiera de sus manifestaciones, fundamentando sus principios rectores, y su obra individual y colectiva, sobre los términos morales que emanan de la idea irrenunciable de la fraternidad universal.

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