La mayoría de las
personas temen sentirse ignorantes, especialmente frente a los demás, pero
también consigo mismos. Si en un momento dado se equivocan o actúan torpemente,
suelen criticarse, se castigan con pensamientos como "que tonto soy",
"eres un torpe"..., y sufren la ira asociada a estos pensamientos.
Este tipo de autocrítica también obstaculiza el aprendizaje, no ayuda a
entender.
Otra de las
asistentes al curso nos abordó en la escalera.
- Hubiera querido
intervenir para preguntar, pero es que me da terror. No me salen las palabras.
Tengo miedo escénico. ¿Pero por qué razón me pasa esto?
- No se conforme
con la etiqueta de "miedo escénico". Saber el nombre del problema no
lo resuelve. Ese temor, como hemos explicado, es el efecto de otros, como el
miedo a parecer torpe, al ridículo, a la crítica y al menosprecio. Ahonde en
esos temores.
No saber algo no es ser despreciable
Es muy gratificante
para una persona poder mostrar con sencillez que no sabe algo. Para poder
actuar de este modo, hay que resolver el temor a que otras personas reaccionen
negativamente ante esa muestra honesta de ignorancia.
Puede ocurrir que otros
traten de ridiculizar o sentirse superiores al que muestra que no sabe. En ese
caso hay que ser consciente de que el problema es del otro, del que ridiculiza,
y enfrentar la emoción que nos produce su actitud, para no caer en el mismo
error que esa persona.
Para resolver el
temor a que nos menosprecien por equivocarnos, también es necesario dejar uno
mismo de juzgar o ridiculizar a los demás cuando se equivocan o no saben algo.
Estar al acecho de
los posibles errores de los demás, es otro síntoma del temor a no saber, a
sentirse torpe frente a los demás. Una mente censuradora nos aparta de los
demás y cronifica el problema. Por el contrario, cuanto menos juzgue a los
demás, incluido mentalmente, menor será el temor a ser juzgado.
¿Es realmente tan
importante que alguien pronuncie mal una palabra, se tropiece o confunda a un
escritor con un cantante, como para recriminarle o reírse de él? Son ejemplos
simples, pero valdría lo mismo para cualquier error. ¿No es más importante
tratarnos bien, y si hay que hacer ver un error, hacerlo con afecto?
Desde el punto de
vista psicológico, el ser humano no está terminado, está en evolución, por lo
tanto, está aprendiendo.
Reconocer que uno no sabe algo produce un estado de
apertura mental, genera la curiosidad necesaria para aprender. Por supuesto,
esto no implica dejar de ver la realidad, al contrario, una mente sin temor es
más capaz de percibir mejor la realidad tal cual es, podrá identificar lo que
está mal y actuar con firmeza si es necesario para darle solución. Con firmeza
pero sin odio, con inteligencia.
Resolver el temor a
no saber, al menosprecio, le tornará más inteligente, amable y comprensivo, con
usted mismo y con los demás.
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