La exclusión tiene
muchas caras. La
cara de los niños y niñas que no tienen para comer y luchan por sobrevivir cada
día. La de los que se ven obligados a trabajar para que su familia pueda llegar
a fin de mes. La cara de una niña a la que le dices que no puede ir a la
escuela por ser chica. La exclusión son los millones de niños obligados a
crecer en zonas de guerra, viviendo todos los días con miedo, sin saber si
vivirán un día más, sin esperanza por un
futuro.
La pobreza, el conflicto y la discriminación que sufren las
niñas ponen a más de 1.200 millones
de niños y niñas, la
mitad de la infancia mundial, en riesgo a acabar su infancia antes de
tiempo. Muchos
de estos niños y niñas sufren varias amenazas a la vez, haciendo imposible que
lleguen a ser lo que sueñan ser en el futuro. Esto no debería ser
así.
En Save the Children hemos lanzado nuestro segundo índice sobre la infancia para
analizar detenidamente los sucesos que roban a los niños y niñas la infancia e
impiden que alcancen su máximo potencial.
Si nos preguntamos por qué a estos niños y niñas se les ha
robado la infancia, encontramos ocho motivos principales: embarazo prematuro,
matrimonio infantil, mortalidad, desnutrición, violencia, trabajo infantil o
tener que huir por culpa de la guerra. Esta es la realidad a la que se
enfrentan los niños más vulnerables y excluidos, incluidas las niñas, los
refugiados, los niños más pobres y los discapacitados.
Es importante saber qué roba la infancia a los niños y las
niñas para poder llegar hasta el último niño, tal y como nos hemos propuesto en
nuestra campaña global Hasta el último niño.
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