En consecuencia, llega la confusión y la inseguridad, rodeados de miles de preguntas, no sabemos cómo continuara nuestra historia. Nos encontramos en un momento donde comprendemos nuestra incapacidad para actuar.
Es terrible el sentimiento de impotencia. Sentir que el
mundo se te viene encima y que no tienes el poder de hacer absolutamente nada,
eso te mata poco a poco comiéndote por dentro y aún más si eres de las personas
que nunca se quedan con los brazos cruzados, pero esta vez los sientes
amarrados sin siquiera poder moverlos.
Cuando sientes que llegaste al fondo de la desesperación
aparece una luz de esperanza que te devuelve las ganas de continuar. Tal vez
esa diminuta luz no pertenece al sueño que habías pensado, pero si podría
llegar a ser parte clave de uno completamente nuevo o tal vez una versión
mejorada.
Al final debemos entender que todo pasa por algo, aunque las
razones no son tan obvias en el principio, pero ya las vamos a descubrir
mientras vivimos la vida. Así vienen los cambios necesarios para el crecimiento
de nuestro ser porque nada en este mundo es constante “todo cambia,
revoluciona, vuela y se va”.
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