“El modo de observar nuestro
entorno y preguntarnos ¿cómo quiero ver el mundo?, determina aquello que
posteriormente nos encontraremos día a día. Tomamos decisiones constantemente
pero necesitamos entender de qué modo nos planteamos nuestras vidas y tomar
conciencia de las situaciones que se nos presentan.”
En algunas ocasiones, al
observar nuestro entorno cotidiano, descubrimos cosas que nos sorprenden pero
que nunca antes habíamos reparado en ellas, esas observaciones suelen ser fruto
de la curiosidad que todos llevamos dentro, el ser humano no podría sobrevivir,
al menos mentalmente, sin esa hermosa cualidad.
Para mantener viva esa
curiosidad, es importante que cuando caminamos, ya sea por el campo o por la
ciudad, nos dejemos llevar por el paso lento del tiempo abandonando la marcha
acelerada de nuestra existencia. De esta forma podremos reparar en las cosas que
nos rodean, en los detalles aparentemente insignificantes de los objetos, o de
la propia naturaleza, y de algunas otras cosas que en algún momento nos
llamaron la atención pero que ahora yacen abandonadas cerca de los caminos, en
el monte, o en antiguos caserones.
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