¿Se han dado cuenta que los
pensamientos que más le han hecho sufrir surgieron de un rato de ocio? Bien
dicta el refrán de una tremenda sabiduría popular, que “la ociosidad es la
madre de todos los vicios”.
Los humanos somos esencialmente seres creadores, y
para serlo tenemos todas las inteligencias con las que fuimos dotados.
Todas las expresiones y creaciones: deportivas, artísticas,
científicas, altruistas, lúdicas, son producto del uso de los talentos, del
intelecto, de las emociones, de la fisicalidad, para esculpir una realidad más
allá de los sueños de cada generación. Imagínese usted el poder de todo este
torrente de potencial creativo, capaz de construir y destruir mundos. Así que
los “ratos muertos”, que no son ni para Dios ni para el diablo, pueden ser
puertas para experiencias muy desagradables.
La mente poco disciplinada normalmente correrá al pasado o
al futuro, llena de angustia, preocupación y remordimientos; lo que genera
atascamiento, sensación de invalidez, culpabilidad, inmovilidad, baja
autoestima, identificación con una autoimagen pobre, dolor emocional, falta de
proyección y poder personal, etc.
En consecuencia, tarde o temprano el cuerpo, que sigue a la
mente, se enferma y se deteriora. Manténgase ocupado con cosas productivas, y
más que eso, haga conscientes sus poderes creativos y creadores para generar lo
bueno, para usted y para los demás. Si tiene tiempo libre, lea, cultívese,
aprenda algo nuevo, entrene a la mente, haga ejercicio, aprenda a respirar, a
meditar, a ordenar su mundo interior. Si siente que sólo puede ser movido por
las actitudes y emociones negativas, sáquelas de su sistema, procéselas pero en
su propio rincón seguro, en donde no salpique a nadie, ni se desquite, ni
transgreda para aliviar un poco su resentimiento, ni haga porque a usted le
hicieron, ni se haga la víctima; hágalo limpiamente, y vuélvase más puro, para
que su mente y sus sentidos encuentren alegría en crear cosas felices.
La televisión, los centros comerciales, las reuniones para
acompañarnos en la queja y los vicios, y otros medios de evasión, no
representan el empleo creativo del tiempo libre; son simples salidas de escape
para adormecerse en el paso del tiempo.
Juegue más, salga al parque, visite
museos, bibliotecas, centros culturales, conozca nuevos lugares, descubra,
redescubra y use su inventiva, acuda a donde pueden necesitar de su ayuda
desinteresada: orfanatos, hospitales, asilos, refugios, y brinde sus servicios.
Si pasa por un mal momento: sirva, porque el servicio es el
antídoto contra la corrosiva acción de una mente ociosa. El ocio, en su
connotación más negativa, es el instrumento de autoterrorismo por excelencia, y
aunque parezca inofensivo, es el aliado silencioso de la destrucción si no se
utiliza de una manera positiva y conectada con lo mejor de nuestro poder
creativo.
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