El juego del
“Antón Pirulero” puede habernos resultado muy útil y ventajoso en la infancia,
pero de adultos y gestionando organizaciones, no es buen negocio para nadie.
Para refrescarles la memoria, la canción invitaba a que “cada
cual atienda su juego”, ya que el que desatendía su misión de estar concentrado
en su tarea era castigado, o como señala el juego, “una prenda tendrá”.
Podemos decir que algo similar se observa en las empresas y
en la comunicación entre sus diferentes áreas de gestión: el departamento de
Recursos Humanos no cruza datos con Sistemas y Marketing no se comunica con
Finanzas. Los directivos están programados para
actuar en beneficio de su sector, lo que limita el incentivo de una
colaboración interfuncional.
¿Por qué sucede así? Porque a medida que los trabajos se
vuelven más especializados y los análisis, más detallados, las personas tienden
a proteger la información que resulta relevante para sus responsabilidades. No
logran reconocer los beneficios de compartir la información entre las áreas.
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