Quien se comporta con
desprecio hacia los demás, actúa con desgana y expresa indiferencia por los
otros, tiene una conducta displicente. Supone una actitud muy poco respetuosa y
propia de personas soberbias e intolerantes.
Etimológicamente, el término displicencia proviene del latín, concretamente del vocablo displicentia.
La actitud displicente es la cara opuesta de la amabilidad, el respeto y la buena educación. En el trato con los demás hay una norma general no escrita que conviene recordar: hay que tratar a los otros como nos gustaría ser tratados.
Etimológicamente, el término displicencia proviene del latín, concretamente del vocablo displicentia.
La actitud displicente es la cara opuesta de la amabilidad, el respeto y la buena educación. En el trato con los demás hay una norma general no escrita que conviene recordar: hay que tratar a los otros como nos gustaría ser tratados.
La persona displicente
puede tener sus motivos personales para comportarse con altanería e
indiferencia, ya sea porque se cree superior o porque no le interesa lo que
ocurre a los otros. A pesar de sus razones, su actitud indica mala educación y
una nula empatía.
La palabra displicencia no
siempre se usa para describir el comportamiento despreciativo hacia alguien, ya
que en ocasiones hace referencia al escaso interés en una actividad. Cualquier
persona que realice una tarea o actividad sin determinación e interés también
puede considerarse como displicente.
En este sentido, su actitud no se proyecta
sobre otra persona sino que se manifiesta en una actividad concreta.
El estudiante desmotivado por sus estudios o el trabajador que no se compromete en su actividad laboral, son ejemplos típicos de comportamientos displicentes.
El estudiante desmotivado por sus estudios o el trabajador que no se compromete en su actividad laboral, son ejemplos típicos de comportamientos displicentes.
En ocasiones, ciertos gestos o tonos de voz
(por ejemplo, un bostezo o una mueca expresando falta de interés) se pueden
considerar como displicentes.
Las personas que se comportan normalmente con apatía a la hora de realizar una tarea se sienten desconectadas emocionalmente.
Las personas que se comportan normalmente con apatía a la hora de realizar una tarea se sienten desconectadas emocionalmente.
En otras palabras, cumplen con sus obligaciones, pero sin ningún tipo de
entusiasmo por lo que están haciendo.
Si bien en algunos casos
puede haber una razón que justifique este comportamiento (por ejemplo, alguien
que trabaja en una situación de explotación laboral), la actitud displicente es
una reacción psicológicamente dañina y poco recomendable.
Así, si tenemos que
cumplir con una obligación porque no queda más remedio, es preferible hacerlo
con un mínimo de entusiasmo y no con indolencia y dejadez.
Para comprender el
verdadero significado de una palabra puede ser útil recordar las palabras con
un significado contrario, es decir, los antónimos.
En este sentido, cortesía,
amabilidad, agrado o satisfacción son algunos de los antónimos de displicencia.
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