Hace unos días recibí un correo electrónico de un lector que
me explicaba su situación referente a la generación de hábitos y como
tras tres días de generar un cambio al cuarto ya había perdido la motivación
para lograr su implementación, no se pone metas claras lo cual
evidencia una clara falta de constancia, que él mismo me señala.
Puedo ver por sus palabras que es una persona sumamente
talentosa, pero aquí el punto es lograr dar el siguiente paso, mantener el
ritmo para mejorar y honestamente creo que la única forma de hacerlo es
mediante un método que le permita comprometerse consigo mismo
para ver una realidad alterna en base a resultados.
Desde mi perspectiva creo que ya ha dado el paso más
importante y es saberse capaz de lograr un cambio que le permita enfocarse más
y ser mejor, eso para mi ya es haber iniciado el camino.
Mi recomendación al respecto radica en aspectos más
prácticos, es decir de hacer que las cosas sucedan, tal y como hacemos con una
receta de cocina, pero ahora para nuestra vida diaria.
El primer paso sería generar motivación diaria, es
decir si reconocemos un problema de constancia entonces hay que encontrar la
razón que originalmente nos ha motivado a ser mejores y a partir de ahí anotar
diariamente esta razón en un cuaderno diario, con fecha y todo, al final del
día es necesario apuntar nuestro avance, digamos una breve síntesis de
dos líneas en la que manifestamos un logro que nos encamine al éxito en este
sentido.
Un ejemplo de esto es: “Hoy quiero atender las tareas más
importantes del día, dar todo y más en mis actividades, por mi, por mi familia
y por llevar una vida mejor”.
Final del día: “Hoy logré concentrarme en revisar las listas
de posibles sancionados y terminé esta actividad sin distracciones.”
Se lee muy trillado, sin embargo funciona, hacer esto
de manera diaria (constante) nos invita a comprometernos y recordar lo que es
importante para nosotros.
Cuando llegue el desgano (que definitivamente llegará)
entonces habría que brindar una dosis adicional de motivación mediante
la comunicación clara de nuestra intención de cambio a las personas que nos
interesan, puede ser nuestra pareja, nuestra familia o nuestros amigos; el
punto es que el compromiso ya no solo es personal, sino que hay alguien más que
sabe hacia dónde queremos ir y esto nos obliga un poco más.
El segundo paso es establecer una meta “sencilla”, algo
que sea tan simple como desconectarnos de las redes sociales por unas dos horas
al principio y tratar de avanzar en nuestras actividades, esto no es de
veintiún días como lo señalan algunos, no es la recete mágica de “en tanto
tiempo logras esto” el cambio es real y puede tardar más tiempo o menos
dependiendo de la complejidad, es más puede ser que quizá no alcancemos ciertas
metas porque nuestros intereses cambian y es válido ser flexibles y reconocer
esto.
Al empezar a lograr pequeños cambios, son mini
victorias que nos van haciendo ver que estamos avanzando en algo, y esto
es la automotivación más grande. De aquí pueden irse gestando metas mucho
más grandes que van surgiendo en base a la misma necesidad de ser mejores,
evitar el estrés y descubrir un mundo con buenos resultados.
Lo más importante es no desesperarse y al
equivocarse volverlo a intentar, en algún momento nuestra propia resistencia
resulta inútil cuando vamos viendo beneficios palpables en nuestra vida.
Mi Análisis
Realista del día de hoy es: Esta ha sido una breve
introducción a una forma que funciona para iniciar con la generación de cambios
prospectivos hacia una vida mejor, el punto es reconocer que la mejora
productiva continua existe y que debemos darnos la oportunidad de cambiar.
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