El concepto de atención plena se define como la capacidad de estar totalmente concentrado en una actividad
determinada sin que otros pensamientos o sentimientos nos asalten. Es algo complejo,
debido a que desde pequeños nos enseñan a ser multitarea y atender varias
obligaciones a la vez, pero no nos dan las herramientas para hacerlo de manera
correcta.
En algunas ocasiones, sobre todo cuando la carga de trabajo
es excesiva, estamos acelerados y sentimos una sensación de nerviosismo sin saber muy bien el
por qué. Lo que ocurre es que estamos saturados de información y nuestra mente
nos recuerda constantemente todas las tareas que tenemos por concluir.
FACTORES QUE IMPIDEN LA ATENCIÓN PLENA
Hay ciertos factores, sobre todo,
externos, que impiden que focalicemos nuestra atención
en las tareas, provocando que el estrés se apodere de nosotros.
Al distraernos, sentimos que no estamos cumpliendo con nuestras obligaciones y
nos da la sensación de que tenemos muchas tareas pendientes, cuando en
realidad, es probable, que solo necesitemos media hora para concluirlas.
Uno de los principales causantes de nuestra falta de
focalización es el entorno digital.
Las aplicaciones móviles y las redes sociales como WhatsApp, Twitter
o Facebook hacen que desviemos nuestra atención del
trabajo para consultar los mensajes que nos van llegando. En este sentido, hay
que extremar las precauciones, ya que el uso excesivo de las herramientas
digitales puede provocar tecnoestrés.
El ruido también es importante, provoca que nuestra
capacidad de concentración sea menor y es probable, que optemos por abandonar
nuestra labor.
Además, hay que tener en cuenta que a veces somos nosotros
mismos los que nos boicoteamos. Nuestra cabeza salta de un pensamiento a otro y en ocasiones, la
falta de control u organización nos juega malas pasadas, provocando un caos en
la gestión de nuestro tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario