Se visualiza como una conciliación
de las diversidades expresada en la realización de objetivos comunes. Se
intenta una visión
unitaria de lo múltiple. La identidad de nuestros pueblos subsume en sí
los elementos de su rica diversidad.
A la manera de la teoría de los conjuntos, América Latina es concebida como una confederación de identidades. Como dice Mario Benedetti, “cuanto más matizadas, más unidas, y cuanto más unidas, más fuertes y creadoras”.
De igual manera que en el mito del eterno retorno, el proyecto de recomponer la antigua unidad perdida sería el impostergable proyecto de Iberoamérica.
Compartimos esta visión. Visualizamos a esa América, a la vez, como una y plural. En el origen de esta cosmovisión están las ideas e iniciativas políticas de los líderes de la independencia americana. Las mismas fueron de carácter integrador, alentando siempre, al decir de Uslar Pietri, perspectivas continentales. Procuraban superar las estrechos proyectos nacionalistas en aras de una apertura hacia la integración regional. Por ende, la utopía y un proyecto estratégico de los líderes del MERCOSUR coinciden en que las diferentes naciones (nuestras “patrias chicas”) deberían articularse en una Patria Grande Sudamericana.
Debe entenderse que hay algo más que diversidades sin interconexión en nuestros pueblos americanos. Existe también la autoconciencia de pertenecer a un colectivo que trasciende nacionalismos y regionalismos y procura proyectar un futuro compartido.
El dilema de la identidad viene desde nuestra historia independiente, de libertadores como Bolívar y pensadores como Sarmiento: ¿ser o no ser? El tratamiento de Sudamérica como bloque regional con afinidades identitarias no es caprichoso, sino que resulta consecuencia de los datos concretos de una realidad sociológica que se impone. Por consiguiente, no alienta fundamentalismos ni resentimientos.
Es el resultado de lo que
llamamos la ampliación
de la conciencia de pertenencia nacional en una identificación regional o
continental. Esto es: extender
la autoconciencia a un ámbito supranacional, sin detrimento de la propia
identidad.
Se ha hablado así de “la
América de las patrias”, de “la nación de Repúblicas” y de “el patriotismo
regional”. Se ha propuesto la “unidad en la mega diversidad”, “hacer de muchas
patrias un solo pueblo”. Esos fueron los anhelos de muchos referentes
iberoamericanos.
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