sábado, 6 de abril de 2019

La Desconexión Emocional

Hay momentos en la vida en los que tenemos malestar pero no logramos identificar su origen. En muchos casos, incluso, nos resulta imposible saber qué es lo que estamos sintiendo. No somos capaces de ponerle un nombre. Esto puede ser debido a que estamos desconectados de aquello que sentimos. Si queremos gozar de salud física y mental es muy importante que nos permitamos sentir, así como, dejar que esas emociones fluyan.

Las emociones siempre tienen su finalidad. De hecho, cuando se activa una emoción todo nuestro organismo se ve afectado de una manera u otra. Las emociones negativas tienen la finalidad de apartarnos de algo que nos desagrada. Las emociones positivas, por el contrario, nos acercan a personas o situaciones que nos hacen sentir bien, haciendo que nuestras mejores cualidades afloren.

La desconexión con nuestro interior es un mecanismo de defensa muy habitual. Se trata de una elección inconsciente con la que intentamos no sufrir. Podríamos decir que se trata de una protección para no enfrentarnos a nuevos fracasos, decepciones o diferentes heridas emocionales. Sin embargo, esta desconexión solo conseguirá apartarnos de participar de forma saludable en nuestra vida.

La desconexión emocional, en la mayoría de los casos, es inconsciente. En el proceso de sentir una emoción se diferencian varios pasos que, cuando hay desconexión, se cortan y se bloquean. Es durante esa interrupción donde suelen aparecer los mecanismos neuróticos característicos de cada persona.

No todo el mundo padece el mismo tipo de desconexión emocional. Hay personas que directamente no son capaces de sentir las emociones. En este caso, se está produciendo una represión de la emoción y, por lo tanto, la persona no sabe qué es exactamente lo que está sintiendo. Otras personas notarán una sensación pero no serán capaces de sentirla porque la censuran. Hay un tercer grupo en el que se encuentran las personas que, aunque son capaces de sentir la emoción, no son capaces de ponerle nombre.

Finalmente, habrá personas que si son capaces de reconocer, sentir, definir y expresar sus emociones pero no logran deshacerse de ellas. Aunque no lo parezca, esta también es otra forma de estar desconectados de la emoción.

¿Te preguntas alguna vez qué estás sintiendo? ¿Haces pequeñas pausas a lo largo del día para chequear tu interior? Seguro que no. Son muy pocas las personas, hoy en día, que son capaces de detener la frenética velocidad que todos llevamos. Sin embargo, esta sería la única manera de poder acceder a aquello que sentimos y a aquello que necesitamos de verdad.

Cuando vivimos desconectados de nuestro interior y envueltos en el ajetreo enloquecedor de nuestras vidas son muchas las cosas que se nos pasan por alto.

Muchas personas están cansadas, o incluso agotadas, y no son capaces de darse cuenta de ello. En otros casos, hay personas que sufren contracturas musculares, por ejemplo, y no se dan cuenta de que están tensos desde que se levantan hasta que se acuestan. Si pudieran conectar con aquello que sienten podrían ir aflojando y las molestias no aparecerían.

Nos hemos acostumbrado a no escuchar y a desatender nuestras necesidades. Vivimos sumergidos en un ritmo que nos descentra por completo. Confundimos, frecuentemente, deseos con necesidades o tener con ser. Todo esto no sucedería si tuviéramos más contacto con aquello que sentimos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario