jueves, 1 de febrero de 2018

Pensamiento Ilustrado


Se analizan algunas de las principales ideas de perspectiva humanista en el pensamiento ilustrado latinoamericano en relación con la democracia y los derechos humanos. Se plantean argumentos de validación filosófica de los aportes de estas abstracciones como elementos de fragua del pensamiento independentista, articulados con propuestas más precisas de realización de la democracia, los derechos humanos y la justicia social.

Este trabajo da continuidad a otros, en los cuales se han valorado, primero, algunas de las concepciones y prácticas de la democracia y de los derechos humanos en los pueblos originarios de América, y segundo, las expresiones de humanismo práctico en la filosofía política de la escolástica iberoamericana durante el conflicto antropológico, ético y jurídico que se produjo durante el proceso de conquista y colonización de América.

Entre sus objetivos se encuentra contribuir al análisis de los principales rasgos característicos de la perspectiva humanista de la filosofía política latinoamericana, en particular en relación con la democracia y los derechos humanos; en este caso, de las ideas de algunos representantes del pensamiento ilustrado en nuestra América, y enfatizar en su articulación con el pensamiento universal, así como sus posibles aportes teóricos. Se fundamenta el trabajo en el examen de fuentes primarias que revelan sus ideas al respecto, así como en estudios sobre el tema realizados por filósofos, juristas, historiadores, antropólogos, politólogos, etc., especialmente del ámbito latinoamericano, aunque también se toman en consideración algunos pensadores de otros contextos mundiales.
Se aspira a fundamentar filosóficamente el cuestionamiento del presunto absoluto protagonismo de la cultura europea, en cuanto a la aparición y desarrollo de concepciones y prácticas democráticas, así como de los derechos humanos, al valorar la significación de algunas de sus manifestaciones en lo que se denominaría posteriormente América Latina.
Este análisis pretende, también, aportar elementos de validación filosófica a la justipreciación de los aportes del pensamiento ilustrado latinoamericano como elemento de fragua del pensamiento independentista, articulados a propuestas más precisas de realización de la democracia, los derechos humanos y la justicia social.
Se trata de analizar filosóficamente algunos de los principales argumentos del debate sobre las transformaciones que exigía el desarrollo sociopolítico de América Latina durante aquel proceso de fermentación emancipadora, a partir de la hipótesis de que tanto en la historia económica, política, social, jurídica y cultural, como en su pensamiento filosófico y político se ha evidenciado en esta región un significativo progreso en relación con el desarrollo de la democracia y los derechos humanos.
El eurocentrismo ha conducido erróneamente a pensar que sólo los pueblos de Europa —incluso no de toda ella, sino sólo de la porción mediterránea y occidental— han sido capaces de desarrollar una praxis política y jurídica, lo mismo que una teoría filosófica, política y jurídica referida a estos temas cruciales. Sin embargo, la historia ha demostrado que algunas de las consideraciones revalorizadas sobre el papel del Estado, en su correlación con los derechos humanos y la democracia no proceden, exclusivamente, de la región nucleica de la cultura occidental, pues también los pueblos latinoamericanos se han incorporado a ella con notables contribuciones.
No cabe la menor duda de que la modernidad fue el factor catalizador básico en la conformación de los derechos humanos y la democracia con el desarrollo de los estados nacionales, en los cuales los gobiernos debían estar regidos por normas éticas y jurídicas bien definidas y reglamentadas. Latinoamérica participó de manera activa en la construcción de la modernidad, aun cuando su cosecha en muchos planos fuese malograda.

Fue el pensamiento de la Ilustración en todas las latitudes el que mayor atención le dedicaría a la conceptualización del Estado, los derechos humanos y la democracia. Y en la actualidad, cuando ese pensamiento ha cristalizado mucho mejor en múltiples ideologías y filosofías, se ha hecho urgente y necesario replantearse las más usuales definiciones sobre los derechos humanos y la democracia, así como las características y funciones que deben cumplir hoy en día los estados y gobiernos. Para lograrlo resulta imprescindible tomar en cuenta las reflexiones al respecto de los pensadores ilustrados de todo el orbe, entre los que se encuentran, por supuesto, los del ámbito latinoamericano.

La Ilustración fue un periodo en el que se concretaron ideologías, algunas de las cuales ya habían tenido sus primeras expresiones al final del Medioevo y en el nacimiento de la Modernidad. En esta época se presentaron innumerables conflictos entre las clases dominantes, que se vieron obligadas a evolucionar en sus concepciones y métodos. Por una parte, la nueva nobleza, que sin la exigida estirpe aristocrática, deseaba adquirir sus títulos sólo con el dinero, y la nobleza tradicional, que a regañadientes no tenía otra alternativa que aburguesarse. 

Como expresión de tales contradicciones de clase emergen el conservadurismo y el liberalismo pero, fundamentalmente, entre los siglos xvii y xviii alcanzarían una mayor identidad y definición propiciadas por la obligada decantación producida por las revoluciones burguesas en Inglaterra y Francia, y también con los procesos de independencia, primero de las colonias inglesas en Norteamérica, y luego, de las hispano-lusitanas.

Otras corrientes ideológicas, como el socialismo y el anarquismo, apenas iniciaban su gestación y no lograrían la mayor consolidación hasta el siglo xix; pero también en ellas participarían pensadores y procesos sociopolíticos latinoamericanos.

No cabe duda de que en el proceso universal de configuración de las ideologías modernas, Latinoamérica constituyó también, al igual que otras regiones del orbe, un creativo y aportador laboratorio de concepciones y prácticas confluyentes hacia la elaboración de nuevas formas de humanismo práctico.

Debe asimismo tomarse en consideración que las ideas ilustradas modernas no partieron de cero, sino que se nutrieron de valiosos elementos humanistas contenidos en el pensamiento escolástico, tanto europeo como latinoamericano.

En particular, del mismo modo que muchas de las ideas sociales, políticas y, en particular, económicas de Tomás de Aquino fueron aprovechadas por los escolásticos españoles en correspondencia con las nuevas circunstancias y época, de manera similar ocurrió con muchos de sus seguidores en Latinoamérica.

Los debates iniciados durante el proceso de la conquista de América sobre la condición humana de sus pueblos originarios, se mantuvieron latentes y afloraron en pleno periodo de la Ilustración, cuando aún se expresaban con fuerza posturas ideológicas de criollos fieles a la Monarquía española y a la Iglesia, e incluso en algunos casos se acentuarían posteriormente con el despliegue del positivismo y el evolucionismo durante el siglo xix.

Tales discusiones no se circunscribieron al análisis de la cuestión en el ámbito americano, pues también se referían al africano y al asiático, pues las potencias coloniales necesitaban justificar ideológicamente sus diversas formas de dominación. Los debates antropológicos permearían el pensamiento ilustrado en todo el orbe, y la cuestión de la diferencia entre los animales y los hombres afloraría con frecuencia. Así, ilustrados latinoamericanos, como es el caso de los jesuitas mexicanos Benito Díaz de Gamarra, Francisco Javier Clavijero y Francisco Javier Alegre, participaron activamente en dichos debates defendiendo la superioridad de la condición humana.

Una característica del pensamiento ilustrado latinoamericano consistió en que se manifiesta, al inicio, entre sacerdotes que cultivaban la filosofía. No a través de filósofos laicos como predominó en Europa. Fueron sacerdotes en estas tierras los que propugnaron ideas sensualistas y experimentalistas, sostuvieron tesis de profundo contenido humanista e incluso pusieron en duda determinadas prerrogativas de la Iglesia, al proponer avanzadas reformas sociales.



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