viernes, 8 de marzo de 2019

El Cinismo Vulgar

Filosofía
El Cinismo Vulgar
El cinismo vulgar moderno, el pragmatismo funciona como una garantía seudo-filosófica: lo verdadero se confunde con la mentira.

 "El fin justifica los medios”, es la base para entender el cinismo vulgar. Doble discurso permanente, que esconde, enmascara, falsea. La teoría es demagógica y la práctica insolente y descarada.

En este contexto, la acción política es, por definición, cínica vulgar. El poder corrompe y los cínicos vulgares lo disfrutan, lo usan y abusan para nunca perderlo. Son aquellos que siempre tienen respuestas que los dejan bien parados, avalando todos sus actos, aún aquellos que están por fuera de la ley

Como dice Giorgio Caprile (2014) cada vez molesta más el cinismo de la sociedad que reverencia a los que juzgan socialmente los hechos que ocurren en la vida cotidiana. Somos capaces de escuchar atentos a quien demuestra la infidelidad, sin pensar que quien nos habla con tanta vehemencia y pasión puede que nos esté moralizando, mientras sigue aún caliente la cama de su amante.

Los individuos que formamos parte de nuestra sociedad nos arrogamos el derecho de juzgar a los demás, y censuramos aquellos comportamientos sociales que creemos que nuestro amigo, nuestro vecino o nuestro pariente no aceptarían. 

El cinismo social también salpica a la actividad empresarial, laboral o sindical, como también pervierte el ejercicio de las diversas profesiones, banaliza expresiones mediáticas y culturales, permea la educación. Transforma el éxito superficial en un icono excluyente de otros valores casi irreconocibles y, a la par, alimenta un difundido malestar que comparten, aunque con grados y consecuencias diferentes, los premiados y castigados, por un modelo social que ha venido dilapidando día a día su precaria cohesión interna, producto de las extremas desigualdades existentes en nuestro país.

Desde hace más de una década estamos aplicando de manera constante la política del cambalache, de las relaciones serviles con el "mandamás” y de la algarabía. 

Siempre se opera por sistemas de favores y tráfico de influencias, contratos refugiados, negocios compartidos, ilícitos o no. Se evaporó una movilidad social que inducía a la motivación, la superación meritocracia. 

Además, se expande una enorme trama social y de poder que disimula mal su desprecio por una auténtica participación democrática. Es evidente su tendencia a reemplazarla por formas y diversas maneras de manipulación.

Cada cual y cada grupo se beneficia con la pertenencia; se promueve en su carrera política, se afianza en su espacio o sindicato, para facilitar sus negocios.

Es una logia sin estatuto público. Su moral es moral corporativa, no moral de ciudadanía.
El cínico vulgar genera desconfianza y desesperanza. Frente a él es necesario repetir una y otra vez que otro mundo es posible (y necesario). 


Friedrich Nietzsche lo dijo, pero no nos dio herramientas para liberarnos de él. Después del fracaso de las utopías, llegó el cinismo. Pero, después del cinismo ¿qué podemos esperar? Nadie lo sabe con certeza.

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